Debo ser muy feliz

No me gustan los mensajes navideños, mi lado crítico (que ocupa más de la mitad de los lados) me dice que son una chorrada. Me hicieron montar un árbol terrible, naturaleza muerta y hortera. Fui a un cumpleaños (veo, veo.... ¿qué ves?... ¡una mierda de fiesta!), me despedí de los amigos con algo que me gusta a mí más de lo que les gustará a ellos, di el callo hasta el último día, y me echaron una foto dos mamás noelas de cutty sark.

Y ahora me voy al mundo, como unaquenosevende.

Dice uno que está perdido que cuanto más feliz eres menos escribes, que estar triste inspira o algo así. Pues debemos ser muy felices.

Tendré un momento de tristeza para dejar unas palabritas antes de la escapada navideña.

Lo he pasado genial en tu ciudad. A mi querido le encantaron los regalitos, creo que los ha estrenado ya todos y me ha pedido que te de las gracias.

Lo mejor de estos días, sin duda la compañía. El concierto precioso, pero yo debía estar un poco triste. Las cañas madrileñas mucho gas y un poco desatalenguas, jeje. Y con el garito oculto diste en el clavo.

Biquiños

Me lo llevo puesto

Debo de andar con algún cable cruzado porque de vez en cuando sufro cortocircuitos. Me sale el genio del alma, las miradas matadoras y hasta he llegado a colgarle a alguien el teléfono. ¡ Qué impropio de mi!

Y creo que todo deriva del cabreo que me produce cumplir años. Así que si veo algo que me favorezca o me haga más joven: me lo llevo puesto. Eso tiene sus pros y sus contras. Pros: creerte estupenda hace parecerlo a los ojos de los demas. Contras: voy totalmente desconjuntada

JASP

Llevamos una vida rara, extraña, odiosa. Curro y fiesta. Comiditas, tapitas, cervecitas, y comprar, comprar, comprarrrrrrrrrrrrrrrrrrr. ¿De verdad nos hace falta tantas cosas?

Planifiquemos nuestra vida hasta navidad. Este fin de semana vamos a currar, el siguiente de casita rural, al otro volvemos a casa... ¿Y si un día me muero? Lo habré disfrutado, todo planificado. Estoy comprando papeletas en la carretera. Me gusta apostar

Coming back

Tras un largo periodo de mutis, aquí estoy otra vez. He andado entre granos de arena y libros. Tras la euforia final por el fruto del trabajo, vuelvo a la rutina con más fuerza. Pero pidiendo vacaciones a gritos.

Se me pegó la tristeza de la meteorología. Calmé mi instinto consumista puliendo medio sueldo en 3 días.

La vida sigue.

Y a mí me recuerda a los metros.

Dancing in the rain

Calderos de agua helada en la cabeza, en la camiseta, en los pantalones, calentita por la espalda. Del suelo, de los balcones, de las mangueras, de los camiones y las fuentes. El agua inundó las calles. 6000 millones de litros de agua. ¿Eso es imposible? Menuda noche de San Juan. Frío. Vamos a correr y a bailar para que se nos quite. Vamos a secarnos y arrimarnos a una hoguera a la playa.

El teléfono móvil

No me gusta sentirme atada.
No me gusta notar que me falta algo.
No me gusta tener que usar agenda,
no poder cambiar de planes,
estar localizada.

Pero todo eso lo siento aunque no quiera.

Es mi zapato ortopédico, sin él no puedo andar bien.

Notasuelta

Hay cosas que nunca cambian. Podemos crecer, pero hay una parte de nuestras cabecitas en las que no hay quien entre. Y es precisamente esa parte la que a veces me trae de cabeza, valga la redundancia.

Vuelvo al redil del amor.

Seguiremos informando